Orientaciones para reducir la ansiedad en los niños (I parte)

Comenzamos una serie de dos artíulos para finalizar nuestro especial sobre la ansiedad infantil. Las siguientes orientaciones os pueden servir de apoyo para ayudar a los niños a reducir los niveles de ansiedad desde casa.

  • Respirar con ellos. La respiración lenta y profunda facilita la reducción de la ansiedad. Puedes ayudar a tu hijo/a a practicar esto, guiándole para que se imagine cómo el aire viaja entrando por la nariz, pasando por la tráquea, y llegando al vientre, el cual se hincha como un globo y se va deshinchando poco a poco sacando el aire por la boca.
  • Otra manera de relajarse es tensar y relajar los músculos alternativamente. En este caso puedes enseñarle a través de acciones entretenidas, como por ejemplo, apretar las manos fuerte como si estuvieras estrujando una esponja, tensar los músculos de la cara para poner caras “feas”, o apretar los músculos de los hombros y brazos al imaginar ser una tortuga que se esconde dentro del caparazón.
  • Ayudarle a identificar los pensamientos negativos. Puedes orientarle para que encuentre y asimile a un personaje o dibujo este tipo de pensamientos como “me va a salir mal”, “te vas a caer”, “todo me sale mal”… que hacen que nos alteremos. Anímale a que te exprese estos miedos y háblalo con ellos. Ayúdale a producir el pensamiento alternativo como, por ejemplo, “si sigo practicando, me saldrá cada vez mejor”, “todos nos equivocamos y cometemos errores, puedo aprender de ellos y hacerlo mejor la próxima vez”. Esto dará más confianza a tu hijo/a y reducirá su ansiedad. Además, saber que puede contar vosotros para expresarse libremente le enseñará que, todos somos vulnerables y eso no significa ser débil.
  • Ser consistente en cómo manejar los miedos. Anímale a enfrentarse a sus miedos. Cuando una situación nos produce miedo tendemos a evitarla. Evitar este tipo de situaciones hace que la ansiedad se mantenga. En cambio, si ayudamos a que tu hijo/a se enfrente a sus temores, aprenderá que la ansiedad se reduce naturalmente por sí sola con el tiempo.
  • Guiar a tu hijo/a en la imaginación de escenas agradables. Puedes ayudar a tu hijo/a a imaginar un lugar relajante y a tomar conciencia de las sensaciones y sentimientos de calma en su cuerpo. O bien, puedes pedirle que se imagine una caja donde poner las preocupaciones que le molestan, para que la use cuando lo necesite o quiera estar haciendo otras cosas. Esto es un juego para dotarle de herramientas, pero no olvides que esas preocupaciones deben ser escuchadas.
  • Premia los comportamientos valientes. Si tu hijo/a se enfrenta a sus miedos, anímale y recompénsale con un premio. Éste no tiene porqué ser material, recuerda que un abrazo y unas palabras agradables son el mejor regalo.
  • Cuídate para que ellos se cuiden. Nuestros hijos nos imitan. Así que si enfrentamos nuestros miedos, nuestros hijos también lo harán. Si reservamos momentos para cuidarnos a nosotros mismos y nuestras necesidades, nuestros hijos lo aprenderán. Si somos capaces de extraer lo positivo, nuestros hijos también lo harán. Los niños aprenden observando el comportamiento de sus padres. Así que cuando se trata de pensar sobre el bienestar psicológico de tu hijo/a, piensa en el tuyo también.
  • Recuerda que la ansiedad no es un mal comportamiento a propósito, pero que refleja una inhabilidad de controlarlo. Por lo tanto, hay que ser paciente y estar  preparado para escuchar. Ser demasiado crítico, despectivo, impaciente o cínico, probablemente sólo empeorará el problema.

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