Cómo establecer hábitos de estudio desde la Educación Infantil
Comenzamos otra serie de artículos con bases, consejos prácticos e información útil sobre cómo crear a los niños desde bien pequeñitos hábitos de estudio en su casa.
Más allá de la capacidad intelectual, los hábitos de estudio son esenciales para alcanzar un buen rendimiento académico y evitar el fracaso escolar.
En la etapa infantil, a la hora de educar, es de mayor interés la creación de buenos hábitos que llegar a poseer unos conocimientos amplios.
Durante los primeros años de vida, los padres desempeñan un papel fundamental en la transmisión a sus hijos de valores, normas, hábitos, rutinas y costumbres. Este conjunto de actitudes y aptitudes serán fundamentales para su desarrollo personal y social y en muchas ocasiones, perdurarán en el tiempo. Durante esta edad, se aprende a través de refuerzos, y conductas de imitación en figuras “modelo” (en casa el progenitor y en la escuela el tutor). A medida que pasa el tiempo, otras figuras, como hermanos o amigos, irán asumiendo ese papel.
Desarrollar hábitos de estudio en los niños y niñas desde muy pequeños les dará múltiples ventajas. Entre ellas, el poder aprender desde antes a organizar su tiempo, con lo cual dispondrán con mayor facilidad de momentos para jugar, hacer deporte y pasarlo en familia.
Si nos paramos a pensar en los niños y niñas que empiezan el colegio con tres años, podemos plantearnos que tienen que estudiar a esa edad para necesitar estos hábitos. Pues bien, puede que ya hayan acudido a la escuela Infantil de Primer Ciclo (0 a 3 años) y que sepan los colores, grafía, los números o las vocales y no requieran un trabajo extra fuera del aula. No obstante, sigue siendo ideal que en casa se sienten todas las tardes con sus padres y repasen lo que han visto ese día en clase, que les dejen pintar libremente en un cuaderno o, mejor aún, que les lean un cuento.
El objetivo principal no es conseguir que adquieran muchos más conocimientos (en lo referente a los hábitos de estudio en esta edad eso es secundario), sino que desde pequeños entiendan que fuera del colegio hay que seguir haciendo cosas de clase, y que no hay dos mundos tan diferentes en donde en uno se estudia y en el otro no.
Si vamos consiguiendo todo esto la frase: «VENGA, A ESTUDIAR«, que los padres repetimos de forma habitual, quizás ya no tengamos que repetirla tantas veces en cursos y etapas superiores.